jueves, 21 de junio de 2007

LA PALABRA DE MARCIAL MOLINA EN LA HORA NONA

Marcial Molina Richter (Huamanga 1942) poeta y profesor de la Universidad de Huamanga, ha publicado: Buril de la memoria o la partida (1982). Confesiones y diálogos o la búsqueda (1986). La fiesta de la lira (1985). Amor entre las tumbas (2005); sin embargo la obra que más ha trascendido a nivel nacional es: LA PALABRA DE LOS MUERTOS O AYACUCHO HORA NONA. Esta obra es la historia de la sangrienta guerra interna que vivió el pueblo peruano durante quince años. Es un canto paradójico e irónico de muertes, desapariciones, heridas, gritos desesperantes, feroces luchas entre el movimiento subversivo y el ejército, estragos que han diezmado toda una joven generación.

Los recuerdos absurdos brotan contradictoriamente de las cenizas del dolor. /Tal vez aquí las noches sean las más silenciosas del mundo/ porque ningún bombazo menos dinamitazos/ sobresaltan el feliz sueño de los habitantes. Palabras que buscan hacer revivir los acontecimientos más cruentos, el caos de la desolación, el desorden, la dureza del sistema. Páginas burlonas y zahirientes, jacarandosas y dolorosas que más allá de la estructura y de la invención onírica constituyen el testimonio de un pueblo golpeado duramente. /Todos gozamos de salud divina/ los ángeles verdes son tan guapos y generosos/ que no necesitan perros para custodiar sus trabucos/ y los pasajeros henchidos de felicidad/ a cada paso encienden sus pupilas y pelan los dientes/. Páginas implacables, pero también un canto de amor sobrehumano cuando el poeta expresa el deseo de vivir aún estando muerto ahí en el campo de las ráfagas, de ejecuciones, de secuestros, de dolor físico y de miedo. Denuncia tales actitudes utilizando la técnica de la inversión y la negación. /Aquí nada a pasado/ nadie ha venido/ ninguno se ha ido/ menos nadie ha muerto/. Negación que se desgrana lacerante a lo largo de todo el poema.

El poeta con audacia y valentía da a conocer al mundo su obra aún cuando la persecución política ejerce poder. La esperanza sobrevive en esta parte del mundo, la poesía siempre reaparece imperativa y misteriosa a pesar que muchos libros han sido quemados, incinerados, enterrados o arrojados a las aguas del río. Al respecto, contrariamente el poeta dice: /Nuestros libros, lejos de todo cuanto ladraron/ están lustrosamente empastados y distribuidos en brillantes anaqueles/ exhibiéndose en relucientes vitrinas miles y millones de tomos/ loa que se abre como abanicos de pétalos ante nuestros ojos/ y llenan nuestros cerebros y nuestras conciencias/ y nuestros jóvenes, niños y ancianos devora con avidez. Palabras líricas impregnadas de humor poético. Se burla, su palabra es ofensiva, sus bromas explotan y hacen temblar al adversario.

1 comentario:

Zemóg P. dijo...

¡Excelente material! Le agradeceríamos todos que pueda colgar el texto completo.
Muchas gracias.
SALUDOS